Zahara deja ojipláticos a todos sus seguidores con el lanzamiento de ‘Merichane’, el single y vídeo de presentación del nuevo trabajo discográfico de la artista, título aún por determinar, y que se prevé que salga a la venta en primavera.
Esta canción realiza una crítica al mundo de la industria musical, sobre todo de la discográfica Universal, de como se aprovecharon de sus ilusiones y la manejaron a su antojo. No es la primera vez que lo hace, pero sí de la forma más explícita y realista. En el video ella se encuentra acorralada por personas que la observan y dejan que se asfixie y agobie. De sentirse desubicada en un sitio aparentemente afable. Y nadie intentó sacarla de allí.
Una especie de títere donde ella tenía miedo a rechistar, a opinar, a decir ‘no’, por miedo a perderlo todo. «Yo estaba de rodillas pidiendo perdón a vuestro Dios, por no saber decirle que no». A qué productor estará dirigido? Se aceptan propuestas, pero no es tan difícil de descifrar…
Una situación, que lamentablemente, le está pasando a numerosos artistas que dicen todo que ‘sí’ por miedo a que su música no suenen en radios y que pierdan todos sus derechos, en las que sus ganancias van sobre todo para las arcas de las discográficas y los artistas ni perciben parte de su trabajo. Los méritos se los llevan otros.
Recientemente hemos conocido los casos de Taylor Swift — donde vendieron el derecho de sus canciones a terceros– o Britney Spears —que alrededor del 70% de sus ganancias van para su equipo discográfico—. Las mafias que hay dentro de esta industria, aparentemente bonita y nada turbia, pero que esconden un sinfín de sueños rotos, abuso de poder y destrucción. Físico y mental.
Exigencias tipo de cánones de belleza, estilo musical que impregna en esa época y la obligación de cambiar de aspecto para llamar la atención, olvidándose que esa persona tiene sentimientos y una personalidad, que poco a poco se va a ir deteriorando creando inseguridades y pérdidas de confianza en el futuro. «Yo estaba ahí metiéndome los dedos en el fondo, queriendo vomitar las penas, la vida, el odio». Ese horrible miedo de firmar un contrato discográfico que tiene más bien cláusulas abusivas y que el artista se convierte más bien en un muñeco que asiente, pero no puede sentir ni padecer.
En la segunda parte de la canción toma otro rumbo y se encamina a su lado más ‘Merichane’, desvelando su libertad como mujer, de hacer lo que le plazca, disfrutar de su cuerpo a través del deseo propio y ajeno, aunque todo eso fuese más bien para olvidar quién era. Un escudo protector de que nada ni nadie «me hará daño».
De ese miedo de salir a la calle y sentir que no estás protegida «Yo estaba ahí con las llaves en la mano, acelerando el paso» y ese sentimiento de culpabilidad de no poder decir que «no» por miedo a que abusen de ella igualmente «Yo estaba ahí, dejándome hacer, por tal de acabase de una vez». Una maldita culpabilidad de «me he buscado esta situación» y que no puedo disfrutar de mi cuerpo porque «es un puto pecado».
Una crítica acérrima a la situación del patriarcado, que nos hace creer que las mujeres no tenemos derecho a vivir sin ataduras, de vivir libres, de que hacemos algo «incorrecto». Cuando es algo normal y respetable, ya que nadie es dueño de nadie.
En el punto final del videoclip, ella toma el control de su vida, toma la corona, el poder y ahora ella es la verdadera dueña de su vida. Se convierte en una diosa venerada. Y todo aquel que querían destruirla, manipularla y dejarla como una chica «débil», están ahora a sus pies.
Vean y disfruten. Espero vuestro comentarios. Muchas gracias por vuestra atención: